21 mar 2012

Si todos fuesen iguales a ti...


La vida sería mágica,

las molestias durarían instantes,

y la alegría permanecería.

Te ilusionarías con apenas una sonrisa

y creerías en todos los cuentos de hadas.

Disfrutarías y experimentarías

todas las emociones a plenitud.

Y sólo vivirías el aquí y el ahora.

No tendrías tiempo para el aburrimiento

ni mucho menos para las crisis.

Si todos fuesen iguales a ti,

la vida sería una constante fiesta ((())))

con miles de soundtrack, todos divertidos.

No habría espacio para el rencor,

y mucho menos para el delito,

pues el único delito sería amar por doquier

y sin condición.

Si todos fuesen iguales a mi amigo Down,

definitivamente este sería mi cielo.

Lleno de esperanzas, alegrías, intensidad

de todas las emociones contadoras,

ternura, ingenuidad, amistad, pasión

en pocas palabras: Esto es el AMOR.

A todos mis amigos con Síndrome de Down en su día y aquellos que hemos sido bendecidos con sus vidas en las nuestras. Resulta que lo que para unos es un accidente genético, es algo maravilloso, Dios quisiera y la vida estuviera llena de estos seres angelicales y majestuosos.

3 feb 2012

Raíces desde el Trapecio


Hace más de 5 años, desde que un trapecista loco y errante,

Se encontró con tu mirada deslumbrante.

De esa mirada hace un poco más… los 5 han transcurrido

Desde el encuentro de nuestros labios…

Porque nuestras almas, ya se habían encontrado...

Al verte te reconocí, había tristeza detrás de tus ojos de miel

En esa ocasión, no te percataste de nuestro encuentro

Eso surgió después…

Balanceándome desde el trapecio, inestable e impreciso

Te vi… en tu silencio… que gritaba a voces sobre la necesidad

De un alma par. De otro niño con quien jugar...

Y ha sido así este transcurrir de un par, sin igual. Nadie puede definir,

Ni entender lo que somos [eso no tiene importancia]

Porque esta unión de almas, no entra en ningún canon humano.

Tu amor llegó a mí, de manera oportuna y sanadora. Las agujas del reloj se detuvieron

En ese mágico instante. Se sincronizaron [tu reloj y el mío] para latir en un solo compás.

Desde entonces te llevo conmigo en mi trapecio, con balanceos rítmicos, mágicos, únicos…

Y tú me llevas contigo en tu caracol en espiral, donde hacemos pausas, silencios y nos comunicamos sin necesidad de la palabra.

Gracias doy a Dios por un año más de espirales de caracol en un trapecio [y viceversa]…

Trapecio y caracol, afianzados en raíces profundas, con el amor como principal nutriente.