
Hace más de 5 años, desde que un trapecista loco y errante,
Se encontró con tu mirada deslumbrante.
De esa mirada hace un poco más… los 5 han transcurrido
Desde el encuentro de nuestros labios…
Porque nuestras almas, ya se habían encontrado...
Al verte te reconocí, había tristeza detrás de tus ojos de miel
En esa ocasión, no te percataste de nuestro encuentro
Eso surgió después…
Balanceándome desde el trapecio, inestable e impreciso
Te vi… en tu silencio… que gritaba a voces sobre la necesidad
De un alma par. De otro niño con quien jugar...
Y ha sido así este transcurrir de un par, sin igual. Nadie puede definir,
Ni entender lo que somos [eso no tiene importancia]
Porque esta unión de almas, no entra en ningún canon humano.
Tu amor llegó a mí, de manera oportuna y sanadora. Las agujas del reloj se detuvieron
En ese mágico instante. Se sincronizaron [tu reloj y el mío] para latir en un solo compás.
Desde entonces te llevo conmigo en mi trapecio, con balanceos rítmicos, mágicos, únicos…
Y tú me llevas contigo en tu caracol en espiral, donde hacemos pausas, silencios y nos comunicamos sin necesidad de la palabra.
Gracias doy a Dios por un año más de espirales de caracol en un trapecio [y viceversa]…
Trapecio y caracol, afianzados en raíces profundas, con el amor como principal nutriente.
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