13 sept 2009

Trapecio4


Sintió cómo lentamente se aflojaban las cuerdas... Todas y cada una de ellas. De improvisto el trapecio empezó a dar vueltas sin sentido alguno. Veía pasar escenas de otras cosas vívidas e imaginaba que se aproximaba al suelo... El público que ovacionaba se puso en pie. No podían creer una caída final de su trapecista favorito. Todos perplejos observaron con incredulidad como desde arriba descendían unas nuevas cuerdas para el trapecio... Éstas eran luminosas, radiantes, fuertes y especiales. Hubo un minuto de silencio (silencio)... El trapecio en vez de lograr la estabilidad esperada por la intervención divina, comenzó a girar con más fuerza en todas las direcciones. El trapecista estoico y confiado se percató de la presencia de alguien justo al lado. Tan al lado que parecían uno. Desde ese momento el trapecista supo que ya sus soledades cambiarían de nombre, supo que nunca más se balancearía igual y que debía depender aún más de Aquel que sostiene sus cuerdas. Y esta es una de las historias del trapecista que se balancea en compañía del AMOR
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